Trabajo social y pandemia


En contexto de Pandemia lxs Trabajadorxs sociales nos encontramos que hemos tenido que reconfigurar nuestra forma de trabajo, intervención, abordaje en los territorios. La modalidad que llevamos adelante el ejercicio profesional, ya que nuestra disciplina se basa en gran parte del trabajo de campo, de estar cuerpo a cuerpo con los sujetos de derecho; de la observación en los escenarios donde suceden los fenómenos sociales, todo eso se encontró reducido por las medidas de aislamiento y distanciamiento social.

Lxs  profesionales ubicadas en instituciones que se llevan adelante las políticas de salud, seguridad social, promoción familiar, educación, atención a poblaciones vulnerables, desarrollo social, participación y articulación intergubernamental entre otros espacios públicos ¿qué están haciendo frente a la constatación de una pandemia, que no sólo avanza y cobra vidas humanas en nuestro territorio, sino que está generando efectos en la familia, la economía, las relaciones sociales, la política, el comportamiento individual de las personas, desencadenando males que trascienden a la enfermedad misma? 

Nos encontramos con un estallido social y económico una vez más, a la vez que el Gobierno comenzaba a tomar medidas económicas para subsanar los distintos sectores de la sociedad, los teléfonos particulares no paraban de sonar.

Y fue así que fuimos generando entre todxs otra forma de respuesta, consensuar, había que tener una escucha más activa, porque en toda la sociedad rondaban sensaciones de incertidumbre, miedo, parálisis, angustia, ante algo desconocido que íbamos a tener que descubrir (como tantas veces lo hemos escuchado de autoridades e instituciones) “día a día”.

En este segundo año nos encontramos trabajando de manera semi-presencial, utilizamos sistemas de rotación, o de burbuja, teletrabajo, hay que echar manos de los insumos personales computadoras, impresoras, teléfonos, resmas de hojas, horas de planificación, la llamada home office (la oficina en casa) de repente estás redactando un informe y llega alguien una visita; que los hijxs también tienen tareas virtuales a las que prestar atención. Se interrumpe el trabajo, son las inconstancias del teletrabajo.

Pero entonces volvemos a preguntarnos ¿Qué hacemos? ¿Desistimos? Una vez, en una clase, le preguntaron a una profesora si cuando llovía teníamos que ir a hacer la entrevistas domiciliarias… y esta respondió que era cuando más teníamos que estar.

En la lluvia tenemos que estar y en una pandemia también tenemos que estar de la manera que podamos. A veces una palabra o la escucha  alivian el padecimiento humano.

¿Qué le toca hacer al trabajo social ante el efecto de las medidas adoptadas?

Es un tiempo de reconstrucción de vidas, de familias, de empleos, de economía, de país, de colectivos profesionales comprometidos con la transformación.

Se abrirán nuevos espacios, donde se exigirán dar respuestas creativas de políticas sociales para diversos grupos de la población, mucho más amplios que los priorizados por la pandemia. Se exigirán propuestas de sistemas de protección que hasta ahora no teníamos y que se ha demostrado que se requieren; se requerirán servicios públicos más eficientes para nivelar las atenciones no recibidas en estos tiempos; se exigirá de nuevas formas de vida sostenible, a partir de las lecciones aprendidas de esta pandemia, donde hemos sobrevivido con mucho menos y hemos logrado un planeta menos contaminado; se nos exigirá manejo de la tecnología en un contexto en que ya se habla de “tele presencia” como una modalidad viable y calidades técnicas para la intervención social; y cortoplacismos y mayores soluciones estratégicas para el desarrollo; se necesitará mayor colaboración interdisciplinaria hacia resultados, menos burocracia, y más efectividad.

Sin duda en la etapa post pandemia, el país necesitará de profesionales sociales comprometidos, competentes, creativos, capaces de transformar la realidad. Son tiempos de pandemia, tiempos de guerra, tiempos de complejidad, pero también de cambios radicales para todos. El TS tendrá que asumir el reto de ser parte este cambio.


DOS CARAS DEL CUIDADO

Sin embargo en este cambio de paradigma, en este “estar” a nostrxs quienes defendemos los derechos vulnerados de otrxs, ¿quiénes nos cuidan?

Tengo que mencionar que trabajamos con contratos, convenios precarizados o salarios que no llegan a la canasta básica. Como mencioné anteriormente muchas veces no contamos con los insumos necesarios para llevar adelante el protocolo sanitario. En este momento el colegio de Trabajadores Sociales de la Provincia de Buenos Aires está haciendo un reclamo urgente para que el colectivo pueda recibir la vacuna. 

Cuando en el imaginario social flota esta pregunta ¿Y la social qué hace? Digo entonces ¿somos esenciales? Sí, nuestros derechos como trabajadores también tienen que ser respetados y cuidados. Estamos en contacto directo con la población en un barrio, en una salita, en la escuela, en el centro de rehabilitación. 

Para concluir, son dos caras de una misma moneda poder seguir bregando por los propios derechos y a su vez no olvidar, ni desamparar a los más desfavorecidos.



 

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